Coeducación no es que niñas y niños compartan el colegio. Coeducar consiste en educar eliminando estereotipos o ideas preconcebidas sobre las características que tienen que tener los niños y las niñas, los hombres y las mujeres.

domingo, 6 de diciembre de 2015

MUJERES PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA: ISABEL I DE CASTILLA


Isabel ha sido determinante para la historia de los reinos de la Península Ibérica. Adorada por unos y odiada por otros, gobernó con mano de hierro y basó su vida en la inteligencia, la cultura y la ferviente fe. Su decisión la llevó a casarse con Fernando de Aragón, aún desobedeciendo a su hermano el rey de Castilla; su determinación la colocó en el trono; su fe la llevó a conquistar el último reducto moro de la península y su intuición favoreció a Cristóbal Colón quien recibió el apoyo incondicional para dirigirse a "las Indias". 
Nació el 22 de abril de 1451 en un alejado lugar de Castilla. Su madre, Isabel de Portugal vivía en un palacio hoy convertido en monasterio en la localidad de Madrigal de las Altas Torres, a la espera de dar a luz a su primer vástago, quien debiera ser el segundo del rey, Juan II de Castilla, pues ya tenía un hijo y heredero, Enrique, quien se convertiría en rey tres años después. Sin embargo nació Isabel, que estaba pues, bastante alejada del trono. Su destino no era el de ser reina. Dos años después nacería en Tordesillas su hermano Alfonso. 
Isabel tuvo una infancia tranquila, alterada en parte por la enajenación mental que le sobrevino a su madre cuando quedó viuda de su esposo el rey, muerto el 22 de julio de 1454. Isabel, Alfonso y su madre se retiraron a vivir al castillo de Arévalo con un séquito y unos bienes reducidos para su condición real.
Sus grandes aficiones eran el bordado y la oración y lectura de obras piadosas, hasta que en 1461 ella y su hermano fueron trasladados a Segovia.

Poco tiempo después, el 28 de febrero de 1462 nacería Juana, la primera hija de su hermanastro Enrique aunque la historia pondría en duda su paternidad y apodaría a la niña como "La Beltraneja". Isabel fue su madrina, años después se convertirían en enemigas.
La dudosa legitimidad de Juana y el descontento de algunos nobles con el gobierno del rey hicieron peligrar su corona. Sus enemigos quisieron utilizar a sus hermanastros para destronar a Enrique. Primero fue Alfonso, el hermano pequeño de Isabel, quien fue proclamado rey en la conocida como "la farsa de Ávila". Era el 5 de junio de 1465 y el pequeño infante tenía poco más de 12 años. Tres años despues (el 5 de julio de 1468) moría en extrañas circunstancias. Fue más probable que muriera envenenado.
Tras este intento frustrado, los nobles rebeldes pusieron la mirada en la joven Isabel quien, a pesar de la insistencia, nunca aceptó proclamarse reina, al menos mientras su hermano aún viviera.

Sin embargo, Isabel sí que aceptó ser proclamada Princesa de Asturias en la ceremonia celebrada junto a los verracos prehistóricos conocidos como los Toros de Guisando, el 18 de septiembre de 1468. Con esta decisión, Enrique no sólo relegaba a su propia hija de la línea sucesoria, sino que daba la razón a quienes no la consideraban como legítima. Aunque Isabel consiguió una gran victoria en Guisando, tuvo que aceptar una importante condición. Sólo podría casarse previo consentimiento del rey, su hermano.
Muchos fueron los candidatos a los que Isabel fue rechazando sistemáticamente. Alfonso V de Portugal, su hijo Juan, el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia, fueron algunos de los grandes nombres de Isabel no aceptó como maridos.

Isabel decidió entonces casarse con su primo Fernando, hijo de Juan II de Aragón. El 5 de marzo de 1469 se firmaban las capitulaciones matrimoniales con una supuesta bula paal que autorizaba dicha unión. Todo el proceso se hizo en secreto y a espaldas del rey. Mientras Isabel escapaba a la estricta vigilancia de Juan Pacheco, Fernado viajaba hacia tierras castellanas disfrazado de mozo de mula de un grupo de comerciantes. El 19 de octubre de 1469 Isabel y Fernando se casaban en Valladolid.

Esa boda supondría en el futuro una unión de facto de dos coronas peninsulares y abrían el camino para una futura unión de toda la Península en manos de su bisnieto Felipe Ii.
Isabel y Fernando formaron una pareja excepcional. Cada uno reinaría en su territorio y ambos se complementarían en el gobierno de sus reinos.

Enrique IV no aceptó la unión e intentó disolverla aduciendo que no existían ninguna bula papal que la bendijera. Pero el Papa Sixto IV hizo pública una bula que alejaba toda duda sobre su legalidad. El rey ofendido decidió entonces volver a nombrar a su hija Juana heredera de Castilla y casarla con el rey portugués Alfonso V.

El 11 de diciembre de 1474 moría Enrique IV. Tan sólo dos días después, y defenciendo su derecho al trono, Isabel salió decidida a la Iglesia de San Miguel y se proclamaba a sí misma reina de Castilla. Aquel golpe de efecto llevó a una inexorable división del reino entre los partidarios de Juana y los defensores de Isabel, Princesa de Asturias. empezaba entonces una cruenta guerra civil que terminaría dos años después con Isabel como vencedora tras la vitoria de su marido en la Batalla de Toro.

Isabel gobernó de manera estricta su nuevo reino. Alejó a los nobles del pder, mejoró la administración del reino, saneó sus finanzas e hizo mejorar la seguridad de sus súbditos con la creación de la Santa Hermandad.

Mujer piadosa, quiso transmitir su profunda fe a su reino, no en vano, el Papa Alejandro VI le otorgó a ella y a su marido el título de Reyes Católicos mediante la bula Si convenit de 19 de diciembre de 1496. Una fe que la llevó a instaurar el Tribunal de la Santa Inquisición primero en Castilla y más tarde en Aragón, a firmar el decreto de expulsión de los judíos y terminar la reconquista iniciada siete siglos atrás con la toma de Granada.

Isabel I compartio con Cristóbal Colón la visión del navegante al que protegió y ayudó en su aventura oceánica.
Isabel la Católica reinó durante 30 años. En todo ese tiempo puso las bases de un reino que, para su desgracia veía desaparecer uno tras otro a sus herederos.
Tuvo cinco hijos: Isabel (1470-1498), Juan (1478-1498), Catalina (1485-1536) y María (1482-1517).

Isabel I de Castilla se recluyó en Medina del Campo, enferma y preocupada por el futuro incierto. Poco más podía hacer que redactar su testamento y esperar a que su esposo recondujera una complicada situación dinástica.

Moría el 26 de noviembre de 1504. Su destino final fue la Capilla Real de Granada donde reposa junto a su esposo, su nieto Miguel, su hija Juana y el marido de ésta, Felipe el Hermoso. 

Fuente: web mujeresenlahistoria.com

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