Coeducación no es que niñas y niños compartan el colegio. Coeducar consiste en educar eliminando estereotipos o ideas preconcebidas sobre las características que tienen que tener los niños y las niñas, los hombres y las mujeres.

miércoles, 5 de octubre de 2011

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27 de Otubre de 2.011

Mujeres queman sus velos durante protesta en Yemen
Condenan las violentas muertes de féminas en Saná
Un grupo de mujeres yemeníes, ataviadas a la manera integrista, quema velos durante una manifestación de protesta contra el gobierno del presidente Saleh, en Saná, Yemen, el día 26 de octubre de 2011. Pese al reciente anuncio de tregua, se siguen registrando duros combates entre leales y opositores a Saleh.


Cientos de mujeres yemeníes quemaron hoy en Saná los velos que usan para cubrir el rostro y el cabello en protesta por las dos compañeras fallecidas en los enfrentamientos registrados ayer y hoy en la ciudad meridional de Taiz.
En la concentración, llevada a cabo en la avenida Al Setin, la principal de la capital, las mujeres incendiaron cientos de velos, muchos de ellos de las mujeres de Taiz, según pudo constatar Efe.
Las manifestantes buscaron con este gesto condenar y llamar la atención por la muerte de dos mujeres en los últimos choques entre la policía y manifestantes opositores al régimen yemení.
La quema de ese tipo de prenda es una costumbre ancestral tribal yemení llevado a cabo por las mujeres cuando tenían que pedir socorro a los hombres de la tribu tras sufrir una grave afrenta al honor.
Con esta acción, las mujeres desean hacer llegar el mensaje de que el asesinato de mujeres en las protestas supone una grave agresión para ellas no sólo a las tribus yemeníes sino también a la comunidad internacional.
La protesta fue convocada en Saná en vez de en Taiz porque en esta ciudad meridional no hay suficientes medios de información para que sus reivindicaciones salieran a la luz.
La violencia en el Yemen se ha recrudecido en la última semana coincidiendo con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada el viernes pasado, que pidió al presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, que firme la iniciativa del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para abandonar el poder.
Saleh se ha mostrado en varias ocasiones dispuesto a firmar la propuesta del CCG, pero en el último momento siempre se ha echado para atrás, lo que ha supuesto un agravamiento de la crisis política y de las protestas contra su régimen que comenzó el pasado 27 de enero al calor de las revoluciones árabes.
    Agencia EFE

Noventa latigazos y cárcel: el precio de ser actriz en Irán

Marzieh Vafamehr ha sido condenada por su papel en 'Mi Teherán a subasta'

BLANCA LÓPEZ ARANGÜENA - Estambul - 11/10/2011

"La película tiene una directora y un productor. ¿Por qué no los castigan a ellos? ¿Por qué solo retienen a mi esposa?". Esta queja salía de la boca del director de cine iraní Nasser Tagh-vai tras conocer la detención de su mujer, la actriz Marzieh Vafamehr. Tres meses más tarde su pregunta sigue sin respuesta, pero el castigo de su esposa ya ha sido dictaminado por el juez: 90 latigazos y un año de prisión. El crimen: actuar en Teherane man haray (Mi Teherán a subasta), de Granaz Moussavi, una película que explora los límites de la libertad de expresión en Irán. Su abogado apelará la sentencia.
El filme describe las dificultades de una artista teatral en la clandestinidad
Vafamehr es la única condenada por el largometraje, que narra las dificultades de una artista teatral iraní que se ve obligada a vivir en la clandestinidad para poder expresar su obra. La actriz aparece en varias ocasiones con la cabeza afeitada y sin pañuelo islámico en la película, que tiene de fondo la opresión cultural que sufre la sociedad iraní y algunos tabúes como el consumo de drogas. El filme, de 60 minutos, fue producido hace cuatro años por Granaz Moussavi, una ciudadana iraní residente en Australia como parte de sus tesis doctoral. En ella participaron estudiantes y actores, con el permiso del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica. A pesar de estar prohibida su proyección en el país, ganó numerosos premios internacionales y llegó a presentarse en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas de 2010, al igual que en el certamen de Toronto en 2009.
Según las declaraciones del marido de la actriz a la web opositora Kalemeh.com, el filme, que se rodó en el verano del 2008 en Teherán "sin dificultades", llegó a Irán por vías desconocidas, lo que desencadenó varios arrestos que comenzaron en julio de este año. Según Taghvai, "antes se vendía a 12.000 riales [algo más de un dólar] y ahora, debido al proceso, a 70.000 riales [unos seis dólares]". Se desconoce a ciencia cierta por qué los demás participantes de la película han sido liberados y Vafamehr continúa en prisión. Sin embargo, una cosa está clara: la presión sobre los artistas, en especial sobre las mujeres cineastas o actrices, ha aumentado en los últimos meses en Irán y varias de ellas han sido detenidas, procesadas y condenadas a diversas penas.
Según Kalemeh.com, el abogado de Vafamehr ya ha interpuesto un recurso contra la sentencia. Mientras tanto, la actriz acumula meses en la prisión de Garchak, en Baramin, en la provincia de Teherán, un antiguo gallinero que, según su marido, no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad.
Mientras tanto, el Gobierno sigue deteniendo cineastas. Cuando aún colea en el mundo cinematográfico la indignación por la condena a seis años de cárcel y la prohibición de hacer cine a los directores Jafar Panahi y Mohammad Rasoulof, en septiembre otros seis cineastas independientes fueron detenidos tras ser acusados de dar información "negativa para Irán" al servicio en farsí de la BBC. Dos de ellos, Nasser Saffarian y Mosen Shahrnazdar, fueron liberados el sábado.
 La Audiencia de Murcia concluye que llamar "zorra" a la pareja no es ofensivo si es para destacar su astucia

El Alto Tribunal revoca la condena a prisión de un hombre porque concluye que cuando calificó así a su pareja no quería ofender

Sucesos| 03/10/2011 - 11:32h

Murcia. (Efe).- Llamar "zorra" a la esposa no constituye menosprecio o insulto, si quien utiliza este término lo hace "para describir a un animal que debe actuar con especial precaución", afirma la Audiencia Provincial de Murcia en una sentencia, que revoca la condena de un año de cárcel a un hombre por un delito de amenazas.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, indica que el Juzgado de lo Penal número Dos de Cartagena condenó al acusado a la pena de un año de prisión por un delito continuado de amenazas en el ámbito familiar al considerar probado que, a través de unas llamadas telefónicas hechas al hijo común, llegó a decir que vería a la denunciante "en el cementerio en una caja de pino".

La Audiencia Provincial de Murcia no aprecia en los hechos probados que en el comportamiento del denunciado hubiera una situación de dominación sobre su mujer, por lo que lo condena a la pena de ocho días de localización permanente por una falta de amenazas leves. "La realidad fáctica acreditada -dice la Sala- no reseña que el acusado vertiese alguna expresión que proyectase desprecio o menosprecio a la dignidad de la mujer o que fuera expresiva de una posición de dominio o exigente de sumisión". "Antes al contrario -añade-, las dos conversaciones reseñadas en el relato de hechos probados de la sentencia del Juzgado de lo Penal no expresan comentario en tal sentido, ni en la fundamentación jurídica de la misma se explicita ninguna razón que haga pensar en su posición dominio o control".

La Audiencia comenta que "incluso procede señalar que la expresión zorra utilizada en el escrito del recurso, escuchada la grabación de la vista oral, no se utilizó por el acusado en términos de menosprecio o insulto, sino como descripción de un animal que debe actuar con especial precaución, a fin de detectar riesgos contra el mismo".

Este acusado tenía antecedentes cuando fue juzgado por estos hechos, al haber sido condenado en enero de 2009 a 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad y prohibición de acercarse a su esposa por un delito de malos tratos en el ámbito familiar.



Denuncian a empresa española por colgar cartel "aseo" al cuello de empleadas05 de octubre de 2011 08:40 AM
Una empresa española de Murcia (sureste) obligó durante meses a sus empleadas a colgarse al cuello una cartulina roja con la palabra "aseo" para poder ir al baño, entre otros abusos, según una denuncia sindical que está siendo investigada por las autoridades.
Tras recibir quejas de varias empleadas, españolas y extranjeras, el sindicato UGT denunció ante las autoridades a dos centros de la sociedad agroalimentaria El Ciruelo de Murcia, que emplea a un total de 400 mujeres, informaron el miércoles a la AFP fuentes sindicales y laborales.
Entre los presuntos abusos, que       sólo afectaban a las mujeres y no a los hombres empleados por la empresa, el más vejatorio era tener que colgarse un cartel en el que podía leerse "aseo" cuando iban al servicio.
La cartulina roja "llevaba un cordón y las trabajadoras debían llevarla en un lugar visible", explicó a la AFP la responsable sindical Encarna Pérez.
"De hecho no les estaba permitido llevarla en la mano o en el bolsillo, con lo cual si te ponen un cordón y la tienes que llevar visible dónde te la vas a colgar, en el cuello", explicó.
Avergonzadas por esta "violación de su intimidad", muchas empleadas "lo que hacían era beber menos líquidos" para no tener que ir al servicio, a pesar del calor y de las largas jornadas de trabajo, precisó.
"Los hombres no estaban obligados a llevar ningún cartel", subrayó, precisando que esta práctica aplicada desde mayo fue abandonada tras "la primera visita de la inspección de trabajo" en agosto.
José Fuentes, director territorial de la Inspección de Trabajo de Murcia, confirmó a la AFP que "el asunto está ahora mismo investigándose". Un inspector realizó desde julio varias visitas y entrevistas, precisó, rechazando avanzar conclusiones "hasta que no acabe la investigación".
Contactada por la AFP, la empresa El Ciruelo rehuyó hablar del tema.
Entre los presuntos abusos denunciados por UGT, figuran también "horarios excesivos de trabajo" que "en uno de los turnos podían llegar hasta 14 o 15 horas diarias, con descansos de sólo media hora", precisó Pérez.
Cuatro de las trabajadoras, que cobran 5,7 euros brutos por hora, fueron despedidas porque "la empresa sospecha que nos han dado a nosotros las pruebas", afirmó Pérez




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