Coeducación no es que niñas y niños compartan el colegio. Coeducar consiste en educar eliminando estereotipos o ideas preconcebidas sobre las características que tienen que tener los niños y las niñas, los hombres y las mujeres.

sábado, 8 de octubre de 2011

TRES MUJERES, Premio Nobel de la PAZ

Tres mujeres ganaron el Nobel de la Paz

El Comité de Oslo premió este año a la primera presidenta de África, a una liberiana que hizo campaña contra violaciones de mujeres y a una yemenita que encabezó las protestas contra el régimen de su país.









Oslo. La primera presidenta de África elegida de forma democrática, una activista liberiana contra las violaciones y una mujer que se enfrentó al régimen autoritario de Yemen ganaron ayer el Nobel de la Paz en reconocimiento a la importancia de los derechos de la mujer en la búsqueda de la paz mundial.
El Comité Nobel Noruego decidió repartir el premio de 10 millones de coronas (1,5 millones de dólares) en partes iguales entre la presidenta liberiana, Ellen Johnson Sirleaf, la activista liberiana Leymah Gbowee y la periodista y activista yemenita Tawakul Karman, la primera mujer árabe en obtener el galardón.
“Bajo condiciones extremadamente difíciles, Tawakul Karman tuvo un papel central tanto antes como durante la Primavera Árabe en la lucha por los derechos de la mujer”, dijo el Comité Nobel, en referencia a la ola de revoluciones pro democráticas de este año en países árabes.
Yemen es un país musulmán extremadamente conservador, pero la revuelta en la empobrecida nación del sur de la Península Arábiga tuvo como rasgo saliente un papel protagónico de las mujeres, que participaron en protestas en gran número.
El alzamiento, sin embargo, fue uno de los menos exitosos ya que no logró derrocar al autocrático presidente Ali Abdullah Saleh y sumió al país en una virtual guerra civil.
La última vez que se había dado el Nobel de la Paz a una mujer fue en 2004, cuando se galardonó a la keniana Wangari Maathai, quien murió el mes pasado a los 71 años.
“Dedico el premio a todos los activistas de la Primavera Árabe”, manifestó Karman.
Esta mujer de 32 años, madre de tres hijos, a quien se conoce como la “mujer de hierro”, presidió la organización Periodistas Mujeres Sin Cadenas, un grupo de derechos humanos que defiende a periodistas.
Dirigente del partido islámico Islah, la premiada usa el velo musulmán y desde hace años hace campaña por mayores derechos para las mujeres y una mayor libertad de expresión.
Un país que quiere renacer. En Liberia, la presidenta Sirleaf calificó de “enorme sorpresa” el Nobel de la Paz que le fue concedido junto a su compatriota Gbowee por su lucha, con diferentes tácticas, contra la violencia política en un país devastado por 14 años de guerras civiles que dejaron más de 200 mil muertos y 1,5 millones de desplazados.
Sirleaf, de 72 años, se convirtió en 2005 en la primera presidenta de África, luego de haber desafiado sin éxito en los comicios de 1997 al ex mandatario, guerrillero y caudillo Charles Taylor, actualmente detenido en La Haya tras haber sido juzgado por crímenes de guerra por un tribunal especial de Naciones Unidas.
Por su parte, Gbowee, de 39 años, es conocida por haber organizado el movimiento pacifista que puso fin a la Segunda Guerra Civil de Liberia, en 2003, que a su vez permitió la elección de Sirleaf.
Gbowee tomó las calles de su país para denunciar las violaciones sistemáticas de mujeres por parte de grupos armados.
“Es el reconocimiento a muchos años llenos de lucha, una maravillosa expresión de la esperanza por una nueva Liberia”, exclamó la mandataria a la radio noruega desde su casa en Monrovia, capital del país del oeste de África.
El Comité Nobel indicó que Sirleaf “contribuyó a asegurar la paz así como a fomentar el desarrollo económico y social, y a fortalecer el papel de las mujeres en Liberia”.
Por su parte, Gbowee “unió a mujeres por sobre fronteras étnicas y religiosas para poner fin a la larga guerra civil y a favor de la participación de mujeres en las elecciones en Liberia”, agregó el Comité de Oslo.
La organización creada por Gbowee dijo que el reconocimiento servirá como un gran aliciente para el movimiento femenino del continente.
Muchos creen que si no hubiese sido por el grupo de mujeres musulmanas y cristianas que se juntaba en las calles de Monrovia a rezar vestidas de blanco, el sangriento conflicto no hubiese terminado, como terminó, hace ocho años.

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